martes, 12 de marzo de 2013

COMUNICACION - 1° de Secundaria

ANÉCDOTAS Y EXPERIENCIAS PERSONALES
ANÉCDOTAS
JULIO VERNE
Con ocho años, Julio Verne asistía en París a la escuela de madame Sambain, la viuda de un marino que le contaba anécdotas de los viajes que realizó con su esposo. Aquellos relatos despertaron su pasión por la aventura. Así, el escritor contó en su autobiografía, recuerdos de infancia y juventud, que cuando su padre le mandó interno a un colegio, trató de fugarse. Hizo una cuerda con sábanas y se descolgó por la ventana, pero fue sorprendido por un jardinero. Charles-Noël Martin relata en su libro La obra y la vida de Julio Verne que el muchacho realizó un segundo intento de fuga con once años. Pretendía llegar a Marsella y embarcar rumbo a las Antillas para conseguir un collar de perlas y regalárselo a su prima, de la que estaba enamorado. Por esa aventura se ganó una paliza de su padre, quien le hizo prometer que desde ese día solo viajaría con la imaginación.

ALPHONSE CAPONE
El pequeño Alphonse ya apuntaba maneras desde su más tierna infancia, porque con solo doce años fue expulsado de su escuela en Nueva York por escupirle en la cara a un profesor. Nunca volvió a pisar un colegio, y para que no perdiera el tiempo holgazaneando en las calles, sus padres le buscaron un trabajo en una tienda de dulces. Allí, según la biografía escrita por John Kobler, se hizo amigo de Johnnie Torrio, un mangante que controlaba las pandillas juveniles del barrio del Bronx. “Para un chico como Capone, que era tan duro y espabilado pese a su corta edad, las bandas suponían la vía de escape más rápida a una vida de privaciones y trabajo duro”, escribió: “Al, como otros muchos chicos, ejercía de correo, recogiendo para los gánsters las recaudaciones de las salas de juego. Además, él y sus nuevos compañeros se peleaban, fumaban y bebían.

ALBERT EINSTEIN
Einstein nació con una cabeza tan grande que su madre pensó que había alumbrado un bebé deforme. Temores infundados, ya que, al desarrollarse, la cabeza del niño adquirió un volumen normal.
En cambio, varios biógrafos creen que el científico sufrió alguna especie de autismo, ya que no habló con fluidez hasta los cinco años.
El historiador Otto Neugenbauer cuenta que su pasión por la ciencia se despertó a los seis años, cuando estaba convaleciente de una enfermedad.
Su padre le regaló una brújula y el chico, fascinado al ver cómo la aguja siempre señalaba al mismo punto por mucho que la moviera, no paró hasta comprender su funcionamiento.

THOMAS ALVA EDISON
Nadie en su escuela habría dicho que Thomas Alva Edison iba a convertirse en uno de los grandes genios del siglo XX. De hecho, sus profesores creían que el muchacho tenía una inteligencia limitada, ya que le costaba asimilar sus enseñanzas. Pero su único problema real era una incipiente sordera provocada por la escarlatina. El hecho que cambió su vida se produjo en 1862, cuando tenía doce años. Como relata W. E. Wise en su libro, Edison salvó la vida del hijo del jefe de estación de policía de su ciudad.
Edison vio como el niño, que jugaba en las vías, iba a ser arrollado por un tren y se lanzó sobre él, le tiró y le cubrió con su cuerpo mientras el tren pasaba a escasos milímetros de ellos. Por aquella hazaña, el chico fue recompensado con un curso de telegrafía que fue el principio de su carrera como inventor.

EXPERIENCIAS PROPIAS
 Empecé a consumir licor desde que era un niño, controlado por mi familia; en las reuniones sociales o familiares (Bautizos, primeras comuniones, grados, etc.)
Parecía estar  todo dentro de lo normal, ya que vengo de una familia donde hay bastantes bebedores fuertes, quizá la mayor parte de mi familia consume licor, y al yo hacerlo con ellos no se veía tan mal.
Pese que en el colegio tomaba cerveza con mis compañeros al salir de clase, que los viernes o sábados nos excedíamos un poco; o cometer algunas locuras como conseguir una cedula prestada para fingir una mayoría de edad y poder ingresar a ciertos sitios como discotecas o hasta lugares de streptease. Todo este comportamiento no se veía mal encaminado; solo se reflejaba como normal para la edad de la juventud que estaba viviendo en el momento.
 Antes de cumplir mi mayoría de edad, ya tenía sueños entre ellos el poder independizarme de mi hogar, porque me molestaban sus consejos y no me permitían muchas veces vivir a mi manera, yo ahorraba para salir con mis amigos y conquistar alguna chica a través de algunas copas. (Para mí era mas fácil), conquistar una mujer en medio de tragos, era más conversador, más atrevido para dar el primer paso y me convertía en todo un galán.
Rápido me independicé; conseguí un trabajo donde fui muy exitoso, ascendí rápido en mi trabajo; lo cual me llenaba de una autoestima un poco desfasada, pero esta me agradaba. Conseguí vehículos lujosos los cuales utilizaba para mis rumbas, andar con mis amigos y me ayudaban a conseguir novias (Esta vida me encantaba).
 Una luz apareció en mi vida, y me di cuenta que no solo bebía más de la cuenta, sino que cada vez perdía más el control de mis copas, por esta razón decidí casarme, tener un hijo, ya que un hogar me obligaba a actuar de forma responsable.
Pensando de esta manera y tal vez sin querer, la desgracia y la infelicidad que lleve a este hogar jamás pasó por mi mente. Infidelidades de parte mía, desatención para aquella mujer y mi hijo, indiferencia, mal humorado y borracheras se fueron volviendo cada vez más seguidas hasta el punto de llegar a perderlo todo.
Mi mamá ya me había echado de la casa, a mi papá le debía dinero, mi esposa no me aguanto más nos separamos, partimos los bienes y tuve una fuga geográfica desde que mi hijo tenía 3 meses de nacido hasta los 4 años de edad en ese tiempo.
Acabe con los bienes que habían quedado de aquella separación, lejos de mi familia, sin hogar, sin dinero y con la salud deteriorada ya que el alcohol producía en mi cuerpo una alergia y un dolor en los huesos en cada guayabo; esto me llevo a la depresión, a perder las esperanzas, a perder las ganas de vivir, aceptar de que yo era el problema para todas las personas que me rodeaban. La solución más adecuada que veía en ese momento era mi muerte. De esta manera detendría todo el mal que había hecho a los seres más cercanos a mi vida.
La noche en que planeaba mi suicidio, tenía un canal de tv (Charlas con pacheco), donde contaban la experiencia de un miembro de alcohólicos anónimos recuperado y sin mucha esperanza y con la convicción de que mi problema no tenía remedio me dirigí a Alcohólicos anónimos.
Me recibieron con una taza de café y con mucha calma me escucharon y me explicaron la enfermedad que padecía y que en alcohólicos anónimos me ayudarían a encontrar otra manera de vivir, uno de aquellos hombres se quedo conmigo hasta el anochecer y siguió ayudándome en mi proceso de recuperación.
Empecé asistir a las reuniones encajé en mi grupo base y empecé a servir en mi grupo, hacía el aseo, servía café, compartía mi experiencia con otro recién llegado cada día aumentaba mi bienestar.
Cuando empecé a dar los pasos en AA. Mi vida se fue transformando aumentando las ganas de vivir, mejoraron las relaciones con mi madre, con mi padre y el resto de mi familia. Me gane la confianza de mis jefes en el trabajo, obteniendo ascensos y me sentí muy útil a nivel laboral. En mi campo sentimental logre enamorar a la mujer que hoy es mi esposa tenemos una bebe que complemento nuestro hogar, un hogar lleno de amor, armonía, dialogo comprensión y una serie de principios que me han enseñado en la comunidad de alcohólicos anónimos, comunidad a la cual  HOY LE DEBO MI VIDA.

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